Font De Mora vino, vio y se fue sin que haya ninguna mejora.

Carlos Sánchez lamenta que Font De Mora en su particular “tour” de lavado de imagen, tenga que visitar plazas donde es más que complicado que su puesta en escena sea creíble, como le ha pasado en Torrevieja, punto negro del mapa educativo, como otros muchos en los cuales el próximo curso seguirán habiendo barracones.

El dirigente socialista tacha de cinismo ramplón culpar de la pésima gestión popular al gobierno central o a los gobiernos dirigidos por Joan Lerma, que dejó la Generalitat en 1995, si se compara el número de barracones en nuestra ciudad ese año, con los que ha llegado a haber en los últimos 4, y aún quedan, no se deja en muy buen lugar a quien ha estado sacando pecho, cuando tiene más motivos para agachar la cabeza. Si quiere culpables que mire como ha dirigido su partido esta comunidad, durante demasiados años han propiciado que vinieran las casas y sus ocupantes, después ya vendrán los servicios.

La afirmación “ya quisieran los centros privados tener las instalaciones de los centros públicos” parece más bien dicha en un momento de éxtasis contagiado por un público más que favorable, pues parece olvidar que hay un instituto sin cédula de habitabilidad y otros centros con muchos desperfectos que siguen sin subsanarse.

Otro dato que le hubiera salido mejor no mencionarlo es el del aumento en profesorado en un cincuenta por cien, en el mismo día que la prensa recoge sus palabras, aparece el recorte en 12 profesores de educación compensatoria, lo notarán los alumnos que más apoyo necesitan, estando en la Comunidad con mayor fracaso escolar de España. El mencionar cifras abultadas a lo largo de 15 años en una región con 5 millones de habitantes es fácil, solucionar los problemas educativos requiere mucho más, afirma el Secretario General de Juventudes.

La enseñanza en manos del PP es una patata caliente, tanto Camps como Hernández Mateo optaron por lo más fácil, entregarla a gente poco ducha en la materia y de habilidad que se mostró tan reducida como la de visión de un miope a distancia, cuando tuvieron que buscar excusas para el rechazo al plan Escuela 2.0 del gobierno central.